La identidad también es la conciencia que
una persona tiene respecto de sí misma y que la convierte en alguien distinto a
los demás. Aunque muchos de los rasgos que forman la identidad son hereditarios
o innatos, el entorno ejerce una gran influencia en la conformación de la
especificidad de cada sujeto; por esta razón tienen validez expresiones tales
como “estoy buscando mi propia identidad”.
En este sentido, la idea de
identidad se asociada con algo propio,
una realidad interior
que puede quedar oculta tras actitudes o comportamientos que, en realidad, no
tienen relación con la persona: “Sentí que había perdido mi
identidad; comencé a aceptar trabajos que no me gustaban y con los que no tenía
nada en común”.
El concepto de identidad sexual hace
referencia a la visión que
cada persona tiene de su propia sexualidad, lo cual resulta determinante a la
hora de relacionarse con el resto de la sociedad. La noción vincula la
dimensión biológica del ser humano con el aspecto cultural y la libertad de
elección.
La identidad pertenece al grupo de conceptos que suelen
generar controversia cuando
se mezclan con la religión o la política, dado que puede entenderse de dos
formas muy definidas y opuestas, una relacionada con la libertad y la
autenticidad, y la otra, con la asunción de un rol social determinado porlos mayores. La primera hace alusión a esa búsqueda que
se menciona en párrafos anteriores, y parte de aceptar que la identidad se forma, se moldea, se enriquece.
Un documento de identidad no
es otra cosa que un trozo de papel con una serie de datos alfanuméricos que
ayudan a mantener el orden, a controlar a los ciudadanos de una misma nación; pero nada dice
de quién es su portador en la realidad, qué siente, cuáles son sus intereses.
Peor aún, no garantiza que dicho sujeto se sienta orgulloso de pertenecer a su
país de origen. Es tan sólo información fría y de carácter
organizacional; pero no todos lo consideran así.
Retomando el tema de la sexualidad, teniendo
en cuenta el rechazo que muestran los grupos nacionalistas y religiosos a
quienes desean recorrer su propio camino, es esperable que desprecien aún más a
alguien que no se sienta cómodo con su género. Los seres humanos que temen
conocerse a ellos mismos, hacerse preguntas, mostrarse como realmente son,
tienden a refugiarse en la falsa seguridad que les proporciona un grupo; desde
esa quietud, se burlan y atacan a quienes han tenido la
valentía de buscar su propia identidad.
Es importante aclarar que la identidad
sexual no tiene relación con la orientación sexual:
la primera se refiere al género que una persona siente que la representa o que
le corresponde; la segunda, en cambio, se refiere al género hacia el
cual se siente atraída. Ambos casos, sin embargo, escapan a la voluntad, por lo
cual es también incorrecto hablar de “elección”. Asimismo, pueden darse
simultáneamente en un mismo individuo; al respecto, el porcentaje de personas
transexuales que, a su vez, son homosexuales es mucho mayor que el de personas
homosexuales que no han cambiado de género.
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